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De paseo por Chinchón

De paseo por Chinchón

A escasos 45 kilómetros de Madrid, Chinchón es un destino perfecto para pasar el día: cercano y con una atractiva propuesta cultural y gastronómica. ¿Qué más se puede pedir para disfrutar de una escapada?

Un escenario de película en el que se come de película. Así podríamos resumir nuestro paso por Chinchón, un municipio rico en contrastes y atractivos turísticos que además deja muy buen sabor de boca en quienes lo visitan.

¿Por qué lo de película? Porque Chinchón, con sus rincones y calles empedradas, fue en su día telón de fondo de películas como La vuelta al mundo en 80 días, Rey de Reyes, El fabuloso mundo del circo o Campanadas a medianoche, entre otras. En aquella época no debía de ser difícil cruzarse en alguna esquina con actores de la talla de John Wayne y Rita Hayworth, incluso con el mismísimo Orson Welles, un enamorado de la villa… y de su suculenta gastronomía.

Mucho ha llovido ya desde aquello, pero hay cosas que no cambian, y la belleza de este encantador y acogedor rincón de arquitectura medieval es una de ellas. Hoy, sin actores ni directores de renombre con los que cruzarnos, sigue siendo un placer pasear por las calles de un casco urbano declarado Conjunto Histórico Artístico en 1974.

CALLEJEANDO

Como no podía ser de otro modo, nuestra visita empieza en la pintoresca Plaza Mayor, una de las más bellas del mundo: a tres alturas, con sus 234 balcones verdes de madera, su amplia oferta de restaurantes y comercios… Una auténtica belleza que ha sido declarada la cuarta maravilla material de la Comunidad de Madrid —una lástima que aún esté permitido aparcar en ella— y que ha sido utilizada como corral de comedias, juego de cañas, autos sacramentales y celebraciones taurinas.

Abandonamos la plaza y nos dirigimos a la parte alta de la villa, al mirador, desde donde se puede disfrutar de una estampa de todo Chinchón casi a vista de pájaro: el recoveco de calles, las casas amontonadas, el castillo, el monasterio de los agustinos (hoy Parador de Turismo), el convento de las monjas clarisas… Aquí se encuentran la Torre del Reloj, el Teatro Lope de Vega —con butacas originales del siglo XIX y un magnífico lienzo que hace las veces de telón— y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuyo altar mayor está presidido por un cuadro de Goya. Y como Chinchón hay que conocerlo paso a paso, podemos seguir disfrutando de nuestro paseo recorriendo las distintas ermitas y casas del municipio.

Anís de Chinchón

HORA DE COMER

Tanto paseo y tanto descubrimiento terminan por abrir el apetito y obligan a hacer una parada para conocer la otra cara de Chinchón: la de sus fogones. Cordero, cochinillo, cabrito en horno de leña, guisos y pepitorias con carnes de caza y de corral, sopas y potajes enriquecidos con verduras de la vega, judías chinchoneras, potaje de vigilia, chacina… Cocina tradicional castellana en estado puro.

A ello hay que sumar vinos y alcoholes reconocidos, como el genuino anís. ¿Sabías que sale de una planta llamada matalahúva o matalahúga? En una visita a la Alcoholera de Chinchón podrás descubrir muchas más curiosidades, además de poder profundizar en el proceso de elaboración de este clásico anís de la zona en tres vertientes: dulce, seco y seco especial.

Otra seña de identidad gastronómica es el ajo fino de Chinchón, que hasta tiene su propia Fiesta del Ajo. De diente pequeño y cabeza prieta, es capaz por sí solo de convertir un humilde plato en emblema gastronómico. Puedes probarlo acompañando a unas ‘patatas chulas’, en un revuelto de setas, dando sabor a una carne a la plancha… No hace falta ni pelarlo.

Ajo fino de Chinchón

Evidentemente una visita no da para probarlo todo, así que optamos por seguir degustando Chinchón… en casa. Panes decorados, dulces como las pelotas de fraile o tetas de novicia, embutidos y jamones elaborados a la manera tradicional, quesos artesanales… Son muchos los productos que podemos comprar para llevarnos “de recuerdo”. Nosotros nos decidimos por una ‘sobrasada natural’ de La Chacinería del Valle, una ‘crema de queso’ de La Rosa Amarilla y un tinto D.O. Vinos de Madrid. Tres  aciertos que nuestros paladares aún agradecen y que, ya en casa, nos permiten seguir degustando Chinchón.

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Esta entrada tiene 2 comentarios
  1. Chinchón es uno de los pueblos de Madrid a los que solemos escaparnos. Nunca nos cansamos de visitarlo. Es verdad que la plaza debería tener cortado el acceso al tráfico. A ver para cuándo… A los golosos les recomiendo probar la leche frita. Un escándalo!

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