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Enoturismo de altos vuelos

Enoturismo de altos vuelos

Viaje en helicóptero, visita a tres bodegas, curso y cata de vinos y comida maridada. ¿Te apetece?

Es una de las experiencias más exquisitas que propone el grupo bodeguero Matarromera: disfrutar de una jornada en la Ribera del Duero y conocer, con todas las comodidades, las diferencias entre distintas bodegas de la zona.

La experiencia comienza en Madrid, concretamente en el aeropuerto de Cuatro Vientos, desde donde despega un moderno helicóptero modelo Robinson 44 Raven de 4 plazas (3 pasajeros y el piloto) con equipamiento VIP. El destino es Valbuena de Duero, en plena milla de oro de la Ribera del Duero.

Ya en destino, un transporte turístico privado con chófer nos guía en un programa que recorre tres de las bodegas que Grupo Matarromera tiene en propiedad en la zona: desde la antigua casa señorial y convento jesuita representada por Rento, pasando por la tradición de Matarromera hasta la versión más moderna y sostenible encarnada por el Centro de Interpretación Vitivinícola Emina.

La primera parada es Bodega Rento, en Olivares de Duero. Una casa noble construida por el Marqués de Olivares que luego fue mesón y convento jesuita y que desde el siglo XIX pertenece a la familia de Carlos Moro, presidente del Grupo Matarromera, quien decidió restaurarla y convertirla en la bodega con el vino más exclusivo de la compañía (Rento).

Tras visitar la bodega, se catan los vinos directamente desde las barricas, algo que aporta una experiencia diferente al vino embotellado. El objetivo es conocer la evolución del vino en las diferentes maderas y cómo la barrica modela el caldo.

Bodega Rento

El siguiente destino es la Bodega Matarromera, en Valbuena de Duero, a tres kilómetros de la bodega Rento. Se trata de una bodega proyectada a finales de los 80, con tecnología moderna pero de elaboración tradicional, incorporando los elementos de control de calidad y procesos actuales. Tras visitar la bodega, un enólogo nos ayuda a catar dos vinos diferentes de una de las enseñas vinícolas más prestigiosas en España y con varios premios al mejor vino del mundo.

La ruta sigue en la Bodega Emina, en San Bernardo. Emina supone un viaje a la modernidad del mundo bodeguero pero también un vistazo al pasado cultural de la zona y al presente del proceso de elaboración del vino, desde la cepa a la botella gracias a su Centro de Interpretación Vitivinícola. Además, cuenta con una particularidad interesante, su Jardín de Variedades, con 40 cepas procedentes de tipos de uva diferentes del mundo entero (Tempranillo, Cabernet, Syrah, Sauvignon, Verdejo,…). En la visita se habla del afamado ‘terroir’ de la Ribera del Duero y de las técnicas de  viticultura heredadas de los monjes cistercienses, y también se accede a cada una de las salas de la bodega, previo curso de cata privado.

Bodega Emina

La jornada culmina con un almuerzo maridado con cinco vinos, con un menú tradicional castellano compuesto de Sopa castellana (maridado con Rosado Valdelosfrailes D.O. Cigales), Langostinos al Emina Espumoso (Verdejo Selección Personal Carlos Moro D.O. Rueda), Sorbete de manzana verde al verdejo Emina, Lechazo churro asado al estilo tradicional con ensalada (Tinto Pasión D.O. Ribera del Duero) y postre acompañado con vino de licor Emina Oxto.

El viaje de vuelta a Madrid todavía depara algún regalo más para la vista. Se hace sobrevolando Peñafiel y su histórico castillo, La granja de San Ildefonso, Segovia, Turégano y la Sierra de Guadarrama.

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